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De lo que debiera ser el nombre del mundo

Autor: Ursula K. Le Guin

Título: El nom del món és bosc

Año: 1972

Número de edición: Primera edición rústica 2000 ejemplares. Mayo 2021.

Editorial: Raig Verd

Ciudad: Barcelona

Número de páginas: 219




Quizás sea por la predilección que tengo hacia Ursula K. Le Guin, que cualquier libro suyo que cae en mis manos me parece un tesoro. Y me parece tanto un tesoro, que le doy las gracias a algún Dios ya sea de este o de cualquier mundo por habérnosla cedido.


“The word for world is forest” o “El nombre del mundo es bosque” no es solo un libro de ciencia ficción plagado de riqueza, sino que es un llamamiento a la sociedad, haciendo una desgarradora y agotadora crítica a la destrucción de los humanos tanto a la vida como a la naturaleza. Es un libro que se escribe en 1972, por una autora que siempre tomó parte en los movimientos en pro de la paz, y en un contexto político marcado por la Guerra de Vietnam (1955-1979) y por el, aún presente, impacto de las bombas atómicas.


Pero, empecemos por el principio.


Ursula K. Le Guin fue la segunda mujer honrada como Gran Maestra por la Asociación de escritores de ciencia ficción y fantasía de Estados Unidos (2003). Nació en Berkeley en 1929 y nos dejó a los 88 años, el 22 de enero de 2018. Fue conocida mayoritariamente por sus novelas de ciencia ficción ambientadas en Terramar (las cuales recomiendo con fervor) y por su serie futurista y de ciencia ficción de la federación Ekumen (a la cual pertenece este libro). Aparte de las novelas de ciencia ficción, escribió poesía, libros infantiles, crítica literaria y ensayo (de los cuales recomiendo su prólogo del libro Utopía de Tomas Moro -editorial Ariel-).


En este comentario, no quiero entretenerme a describir lo que pasa en el libro; ni tampoco quiero entretenerme en hacer un análisis detallado de sus personajes o alabar la maestría en la creación del mundo que Le Guin nos regaló. No. En este comentario quiero barajar y morirme en los temas más relevantes que en menos de doscientas páginas la autora desgarra y destripa para nosotros.

Porque para mí, “El nombre del mundo es bosque” es eso, un ensayo moralista, pero en tono narrativo de alguien que buscaba influenciar a la sociedad, y hacerla entender que la violencia y la destrucción son tan inútiles como vacías.


Yo quería escribir sobre el bosque y el sueño; es decir, quería describir un ecosistema concreto desde dentro y jugar con algunas de las ideas de Hadfield y Demet sobre la función del sueño paradójico y su función. Pero el patrón quería hablar de la destrucción del equilibrio ecológico y del rechazo al equilibrio emocional. No quería jugar, sino moralizar.

Ursula K. Le Guinn sobre “The word for world is forest”


La naturaleza y el sueño son los dos temas que se representan con el mundo que los terranos han conquistado, Atshea. Atshea es un mundo habitado por atsheanos, pequeñas criaturas con forma humanoide, de color verde, pacifistas y que conviven en harmonía con la naturaleza. Cuando los terranos llegan y conquistan su tierra, los convierten en esclavos a la par que destruyen sus recursos naturales para crear una nueva Tierra para ellos. Es de esta tierra de donde el libro saca su título:


El nombre del mundo en athsheano es también el nombre del bosque.

Lyubov explicando Atshea


También había aprendido a valorar el nombre que los athsheanos daban a sus tierras […] pero sobretodo Atshea, que significaba Bosque y Mundo. De la misma manera que Tierra designaba tanto a la tierra como al planeta. Dos significados en uno. […] el hombre de la tierra era barro, polvo rojo. El hombre athsheano era rama y raíz.

Explicación de Atshea como reflexión de Lyubov.


Atshea se nos presenta como una tierra verde donde sus habitantes, los athsheanos o crichis, viven en él de forma sostenible. Es un terreno utópico y una sociedad pacifista que la autora usa para dejar en claro su posición en frente de la sociedad destructiva de su tiempo. Que el mundo debe ser respetado y solo a través de la explotación sostenible de los recursos se llegará a la supervivencia.

El imperativo capitalista de crecer o morir se opone radicalmente al imperativo de interdependencia y límite de la ecología. Los dos imperativos ya no pueden coexistir entre sí, ni tampoco una sociedad basada en el mito de su reconciliación puede esperar sobrevivir. O bien se establece una sociedad ecológica o bien la sociedad se hundirá para todos, independientemente de su estado.

Ursula K. Le Guin en su discurso sobre la importancia de un cambio ecológico


Atshea es el mundo futurista sostenible, oponiéndose a la Tierra que Ursula K. Le Guin depara para el futuro. Donde la humanidad la ha destruido y debe buscar fuera de ella esos recursos que ya no existen. A través de la destrucción y la colonización.


La colonización es también criticada fuertemente en este libro a través de sus personajes.


Por un lado está el Capitan Davison, el cual representa al hombre colonialista, un hombre viril que siente que está en su derecho el tomar la tierra de otros debido a la superioridad indiscutible de su raza. El capitán Davidson no siente en ningún momento que este haciendo algo que pudiera considerarse malo. Desde su punto de vista está actuando en bien de su raza, del bien común. Y eso, como es comúnmente sabido, lo justifica todo. Para él lo que están haciendo no es esclavitud, porque los nativos de Atshea no son humanos, son seres inferiores.


“Ya, pero esto no es esclavitud. Los esclavos son humanos. Cuando crias vacas, ¿las llamas esclavas? No. Y funciona”

Capitán Davidson a Oknanawi


Como los seres humanos son superiores al resto, también está justificado el tomar las tierras y quedárselas para ellos.


“Cuando trajesen suficientes humanos hacia allí, cuando se construyeran máquinas y robots ya no necesitarían a los crichis. Y ya estaría bien. Porque este mundo, Nueva Java, estaba hecho para los hombres […]. Un mundo mejor que la consumida Tierra. Y sería su mundo.

Reflexión del Capitán Davidson.


La contraparte del Capitán Davidson la encontramos en Selver. Selver es uno de los esclavizados atsheanos, el cual pierde a su mujer debido a los ataques de los “umanos”. Este personaje refleja la figura del “colonizado”, ya que parte de un punto de sumisión y miedo para llegar a un nuevo punto de levantamiento y esperanza. En Selver vemos dos temas más del libro: la figura del Dios y la evolución de las especies.


Pero, ¿qué es la figura del Dios?


Para este libro, la figura del Dios es aquel personaje que se levanta por encima de los demás como un guía, y es capaz de influenciar a las masas. Se entiende que en el contexto político de la autora, esta figura se vería reflejada en los capitanes de las tropas aéreas destinadas a Vietnam o aquellos que se levantaban primero en las manifestaciones por la paz. Aquellos que marcan el camino, aunque no sea ni malo ni bueno.

El Capitán Davidson es el Dios entre los terranos, porque le siguen en sus movimientos para apoderarse de las tierras atsheanas.


"No era complicado entender por qué al principio le creían una especie de Jonas, o peor. Pero cuando le conociesen mejor, cambiarían de idea. Empezarían a comprender que, lejos de ser un desertor o un traidor, estaba decidido a impedir que se traicionara a la colonia de Nueva Tahití. Y se darían cuenta de que eliminar a los crichis era la única manera de conseguir que ese mundo fuera seguro para el estilo de la vida de la tierra”

Reflexión del capitán Davidson.


Selver es el Dios de los atsheanos, porque a él le siguen a la hora de rebelarse.


“Ellos le habían escuchado, prestado atención y habían decidido seguirlo, seguir el camino nuevo. […] Todo se había hecho como él había dicho.

Reflexión de Selver después de la massacre del campamento Smith.


-“En esos momentos era un dios”- dijo Selver, inexpresivo.


Pero Selver no es solo un dios por su capacidad de influenciar al resto de la población crichi. Si no, es un dios por su capacidad de evolucionar. A primeras el pueblo athsheano es uno con la naturaleza y por tanto es un pueblo pacifista.


"Una sociedad humana con una barrera afectiva contra la guerra. ¿Qué coste tiene, Doctor Lyubov?

"No estoy seguro, señor Lepennon. Son una sociedad estática, estable, uniforme. No tienen historia [...] Se podría decir que son como el bosque que habitan."

Lyubov a Lepannon sobre los crichis.


Sin embargo, y a raíz de los acontecimientos, Selver empieza a despertar sentimientos de furia y de violencia. Entonces sufre una evolución y se atreve a tomar armas y enfrentarse a los umanos para reconquistar su planeta. Adopta una postura de violencia, la cual transmite a sus camaradas y de esa forma termina sucediendo la masacre del campamento Smith. Es un dios porque evoluciona. Y evoluciona hacia la violencia porque es lo que ha visto.


Con estos hechos la autora hace su crítica a la violencia. Donde ésta solo atraerá., siempre, a más violencia. Nada se resuelve con ella, ya que es un pez que se muerde su propia cola.


Junto a Selver, Ursula K. Le Guin también nos da permiso para adentrarnos dentro de su reflexión del tiempo del sueño y el tiempo del mundo.


-¿Sois del tiempo del sueño o del tiempo del mundo?- le preguntó el viejo al final.

-Del tiempo del mundo.

Viejo soñador a Selver


Los athsheanos son capaces de vivir en dos realidades paralelas. Una de esas realidades es el tiempo del mundo, el cual comparten con los humanos. Pero también existe el tiempo de sueño, donde los athsheanos son también capaces de vivir y explorar. Para ellos ambos mundos son reales, y los humanos están locos al ser incapaces de verlo; perdiendo así gran parte de la realidad.

"Duermen, se despierta y se olvidan de los sueños, y vuelven a dormir y a despertarse y así les pasa la vida, y se creen que esto es la existencia, la vida, la realidad. Ustedes no son niños, son hombres adultos pero locos. Y por eso hemos tenido que matarlos, antes de que nos enloquecieran a nosotros"

Selver a Gosse del motivo de la matanza de los humanos.


Para mí, el tiempo del sueño es un parafraseado poético del estado de ensoñación al que a veces nos enfrentamos todos. Me parece una herramienta muy bonita para que la autora cree un nuevo contexto para su sociedad imaginaria. Y les cree un rasgo distintivo de los humanos. Y también me parece que lo usa con dureza para criticar la cordura de los hombres, la cual ella ya da por perdida.


"Un realista es un hombre que conoce tanto el mundo como sus propios sueños. Están todos locos: no hay ni un hombre entre un millar de los suyos que sepa soñar"

Selver a Gosse sobre la definición de “loco"


Finalmente, la raíz es al bosque, lo que el sueño es al mundo.


"Había sido Selver quien le había hecho comprender, al fin, el significado de la palabra "sueño" que era también la palabra para raíz y que le había entregado la llave del reino de la gente del bosque"

Ya para terminar este comentario, me gustaría hacer una mención especial al papel de la mujer en este libro. Ursula K. Le Guin se la considera defensora del movimiento feminista, pero eso ya fue en su edad más avanzada, a partir de los años 90. Hasta entonces, la figura femenina aparece en un plano secundario en sus obras, tanto en las de Terramar (donde las figuras de Tenar o Tehanu no cobran importancia hasta los volúmenes publicados a partir de los años ochenta) como en la serie de Ekumen.


Sin embargo, en este libro, se nota cierto sarcasmo en la forma narrativa de la autora en esta temática. Si es cierto que las mujeres son relegadas a meras herramientas para la supervivencia de la especie:


"Las matamos para esterilizaros a vosotros"

Selver a Gosse sobre el motivo de masacre a las mujeres

"Las mujeres, bueno, eso lo irritaba. Se las habían llevado a Nueva Java y no habían enviado ninguna a Ciudad Central"

Reflexión Capitan Davidson


Sin embargo, la autora aprovecha para establecer la figura femenina como un ente superior en la raza athsheana; dando a entender su postura en este debate.

-¿Hasta que los hombres no hayan preparado un buen sitio para las mujeres? ¡Vaya! Ya pueden ir esperando

Ebor Dendep


Finalmente, recomiendo encarecidamente este libro, donde la riqueza imaginativa desborda sus páginas, y la crueldad con la que está escrito no te puede dejar indiferente. Sobre todo sigue doliendo que un libro escrito hace más de cincuenta años pueda seguir contando una historia reciente. Donde la destrucción tanto de la naturaleza como entre seres vivos sigue siendo parte del día a día. Es triste saber que Ursula K. Le Guin se desgarrara para criticarlo, pero como tantos otros movimientos, simplemente pasara desapercibido.


Es triste pensar que quizás siempre pasará desapercibido. Hasta que no quede ninguna tierra, ni ningún bosque. Y hasta que el nombre del mundo sea desierto.

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